ERES EL LECTOR NÚMERO...

martes, 13 de septiembre de 2011

Rebelión en las páginas

Empujé con decisión la puerta de aquél sórdido club de las afueras, me quedé de pie en el umbral, esperando que mis ojos se acostumbraran al humo y la oscuridad, después escudriñé ansiosa a la clientela mientras sonaba de fondo una canción antigua.
Por fin le vi. Allí estaba, sentado en un taburete cerca de la barra, con su elegante chaqueta oscura, su finísimo bigote y sus burlones ojos clavados en mi, esbozando una sonrisa que era mas bien una mueca. Detrás de él, de pie, con una cortina de pelo rubio cayendo sobre su rostro y una mano de finos dedos apoyada en su hombro, estaba ella. Con la otra mano, sostenía un vaso largo y un cigarrillo sin filtro. Al percatarse de mi presencia, alzó la barbilla desafiante y clavó en mi sus ojos azules, fríos como puñales.
Así que era verdad, me dije. Mis pensamientos volaron muy lejos de allí, hacia la página a medio escribir que había dejado en el ordenador, al salir precipitadamente en su busca. Mi corazón se encogió al recordar las palabras que había descubierto esa noche en el espejo de mi cuarto de baño, garrapateadas con un lápiz de labios idéntico al que ella llevaba ahora:
”nos vamos, los personajes de tu novela queremos vivir nuestra vida, no trates de encontrarnos”.
Pero no podía permitirlo, eran mis criaturas, yo los había creado, les había dado vida. A él sus delicadas facciones, su aire de gentleman, su encanto. A ella su esbelta silueta y su aspecto de mujer fatal. Gracias a mi estaban juntos, si yo quería los separaría para siempre, sólo necesitaba teclear algunas frases y podría hacerles felices o desgraciados a mi conveniencia.  Ensimismada como estaba en mis ínfulas de Dios creador que da y quita la vida, me había distraído por un momento, desviando mi atención de sus rostros. Mi mirada volvió a deslizarse por el local para posarse de nuevo en ellos, pero ya no estaban. Sólo un cigarrillo sin filtro, humeante junto a un taburete vacío, me decía que no lo había soñado.

Femenino Singular

Femenino singular, ella. Delicadas facciones, piel blanca y lisa. Labios firmes de tonalidad rosa claro sin rastro de carmín. Finos cabellos formando delicados bucles, mas allá de los hombros. Cejas de delicado trazo como alas de golondrina y ojos despiertos de rizadas pestañas. Alza una mano de dedos largos y manicura perfecta y toca el espejo. Femenino singular, ella. Sus ojos resbalan por la imagen hasta posarse fríamente en el carnet de identidad que descansa sobre el neceser que ha preparado para llevarse al hospital. Antonio Díaz Cuadrado. Femenino singular, ella. Cierra los ojos, mañana, piensa, eso será una realidad.


jueves, 28 de julio de 2011

Nicotina y venganza

A Fermín Platero le ha llevado al banquillo su mala cabeza. Está acusado de fumarse un cigarro a la vista de todos y mientras acariciaba el muslo de su amante. No contaba con que su mujer, aquella pavisosa que normalmente a las nueve ya estaba en la cama, llevaba meses tramando su venganza. Se presentó en la caseta con una cámara de fotos y sin mediar palabra, inmortalizó el momento. Después vino la pesadilla, la denuncia, el escarnio público, la vergüenza. ¡Mira que fumar! Un hombre de su reputación y lo peor de todo ¡en publico, en plena feria!. Todos sus amigos abandonaron el barco, hasta su amante, a la que nadie mencionó, desapareció sin dejar rastro. Ahora, desde el banquillo, solo la veía a ella, con sus labios apretados y sus ojos rientes clavados en él mientras acariciaba sus anticuados puños de encaje con una uña color sangre.

Nota de la autora - el relato debía contener las palabras: barco, feria. cigarro, encaje, amante.

martes, 26 de julio de 2011

Cóctel de emociones

La vio acercarse a la barra desde lejos con sus andares de reina, varias cabezas se giraron a su paso, evaluándola de manera apreciativa, pero ella no se daba cuenta. La observó con adoración mientras se sentaba en una esquina de la barra y tragó saliva al comprobar que le hacía una seña.
Cuando le pidió una ginebra con hielo y limón con su voz grave y aterciopelada, decidió que no iba a dejar escapar su oportunidad. En un derroche de maestría, concentró todo su ser en la preparación de ese cóctel especial mientras ella tamborileaba distraídamente con los dedos sobre la barra.
Recordó el primer día en que llegó al hotel, sola y con un velo de tristeza en sus bellos ojos, el primer ingrediente en la coctelera.
Le vinieron después a la cabeza, las cálidas noches de verano en que había estado observándola desde su lugar en la barra, siempre sola, siempre con la mirada perdida en algún punto lejano en el horizonte, un chorro de licor dorado a la coctelera y otro ingrediente más.
Pensó con un suspiro profundo en aquella vez que la había seguido en su paseo solitario por la playa, casi le descubre pero afortunadamente no lo hizo, unas gotas de esencia y un poco del zumo de esa fruta exótica.
Se extasió ante el recuerdo de la contemplación de su hermoso cuerpo desnudo cuando decidió bañarse en aquella cala solitaria mientras él moría de amor entre las rocas, unas gotas del ingrediente secreto.
Una sombra cruzó su rostro cuando la imagen de aquel sujeto que la abordó la noche pasada en el restaurante, le pasó por delante como un mal sueño, se había sentado a su mesa y habían compartido la cena mientras el se retorcía de rabia en su rincón, pero luego se marchó solo y ella se quedó fumando un cigarrillo y su corazón volvió a latir con calma, un poco de hielo picado.
Cerró la coctelera con un suspiro y la agitó entre sus manos vigorosamente, mientras enrojecía recordando el sueño de la noche anterior, y de la otra, y de la otra.
Después, se le acercó tímidamente y le expresó su deseo de invitarla a un cóctel que había ideado en su honor, ella iluminó su rostro con la sonrisa mas hermosa del mundo y le dijo que si, pero que sólo si lo compartían. Su alma gritaba de alegría cuando preparó dos esbeltas copas que llenó ceremoniosamente con el maravilloso líquido color cobre.
Levantaron las bebidas al unísono y sus manos quedaron suspendidas por un momento en el aire, observando el burbujeante líquido como si de un embrujo se tratara, pura alquimia.
Bebieron un sorbo, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás, ella dejó que el liquido resbalara cálido por su garganta, inundándola de tantas y tan variadas emociones, que por un momento pensó que se iba a desmayar. Sentía una calidez profunda y un sabor ligeramente dulce perfumaba sus labios, abrió los ojos muy despacio y los clavó en el con tanta intensidad que parecía que iba a abrasarle con sus ascuas.
Dos días mas tarde esperaba de nuevo con su porte de reina y sus maletas, la llegada de un taxi en la entrada del hotel. Vestía de forma discreta y deportiva y unas gafas oscuras cubrían sus ojos para protegerlos de la intensa luz del mediodía.
Desde la barra del bar de la terraza, el camarero secaba vasos y atendía a los pocos clientes que a esa hora estaban allí,  sin quitarle ojo de encima.
El taxi se hizo visible, el taxista cargo su equipaje y subió al coche, ella se dispuso a hacer lo mismo pero antes, miro por encima de su hombro buscando al camarero entre la gente, una vez lo vio, levanto sus gafas, le guiñó un ojo y con los labios formó una frase: te espero en dos días, el sonrió y asintió con la cabeza de manera imperceptible, ella subió al coche.
Nota de la autora - relato creado para participar en el concurso de relatos Dont not disturb, cuyo título y tema central debía ser "cóctel de emociones" organizado por el hotel Montíboli.

viernes, 1 de julio de 2011

Departamento de almas perdidas

Estimada señora:
En respuesta a su correo electrónico en el que informaba de la pérdida de su alma y nos preguntaba por la posibilidad de adquirir una nueva, lamentamos comunicarle lo siguiente:
En los casos en los que se prueba negligencia en la custodia de sus órganos, ya que usted misma nos confirma que su alma no ha sido robada, sino que la ha perdido, no es posible facilitarle una nueva, ni tampoco reconstruirle la suya, ya que no conserva ni un pedazo que pudiera servirnos para su regeneración. Solo nos queda confirmarle, que a partir de ahora, tendrá que vivir sin alma,  recomendándole encarecidamente, que ya que es usted consciente de que no la tiene, al contrario que muchas otras personas que ni siquiera saben que carecen de ella, extreme las precauciones y sea cuidadosa con sus actos, nosotros por nuestra parte, si encontráramos un alma perdida que coincida con la descripción de la suya, se la haríamos llegar a la mayor brevedad. Del mismo modo le rogamos que si usted la encuentra, o descubre que conserva algún trozo de la misma, no dude en contactar con nosotros para proceder a borrar sus datos del registro de almas perdidas.
Nota de la autora - microrrelato con el que he participado en el concurso organizado por caja de Avila, tema libre 200 palabras.

sábado, 25 de junio de 2011

Vamos a contar mentiras

Vivo sola. Cada vez son menos los que se atreven a visitarme. Mi madre, el repartidor del supermercado y alguna persona caritativa que viene a darme conversación de vez en cuando. Al principio todo va bien, pero enseguida empiezan a removerse incómodas en su asiento, buscando la manera de despedirse. En cuanto lo consiguen salen por piernas y no vuelven. Salgo muy poco durante el día, me incomoda ver como la gente se aparta con disimulo, evitando saludarme. Espero a que oscurezca y entonces salgo a pasear. Mi única esperanza es que encuentren la cura para mi enfermedad pero es poco probable. Es una de las denominadas enfermedades raras sin diagnosticar, y consiste en que jamás puedo decir mentiras.
Nota de la autora - con este relato he participado en el concurso de microrrelatos organizado por el blog "no me vengas con historias" en torno a la mentira.

jueves, 16 de junio de 2011

Viviendo personajes

Pagó su entrada y se dirigió a la sala en penumbra, fila 12 butaca 6, la de todos los lunes. Miró su reloj ansiosa, faltaban cinco minutos y la sala estaba prácticamente vacía, mejor, así podría concentrarse en los personajes y en los diálogos sin el molesto ruido de las palomitas y los cuchicheos y risas habituales.
Se apagaron las luces y empezó la proyección. Observaba la pantalla sin pestañear, respirando de forma tenue y con el cuello un poco adelantado, como si quisiera meterse dentro del rectángulo blanco. Mientras la acción se desarrollaba y se sucedían los diálogos entre los personajes, ensayaba una mueca de la protagonista, un gesto, como si quisiera memorizarlos para siempre. La de esta tarde le gustaba, era una película amable con buenos personajes, la protagonista era guapa y sensual y tenía unas frases muy inteligentes. Se congratuló interiormente, la semana pasada había visto una policíaca y la actriz principal  era una rubia tonta sin apenas interés para el guión, se había aburrido.
Cuando termino la película salió a la  fría noche y se dirigió a casa, antes se había procurado un folleto publicitario donde se veía el cartel del film. Subió y sujetando el papel en el espejo de su cuarto empezó a maquillarse.
Dos horas mas tarde franqueaba la puerta de un elegante bar, se acercaba a la barra y pedía un gin tonic mientras se encaramaba a un taburete, dejó vagar la vista por el local casi desierto, esperando. Casi se había terminado la copa cuando se abrieron las puertas y entró un nutrido grupo de gente, la cosa empezaba a animarse.
Respiró hondo y pidió otra copa, ahora empezaba su interpretación, el personaje de hoy definitivamente le había gustado, esperaba que a su publico de esta noche le pasara lo mismo.

Nota de la autora - con este relato he participado en el concurso "relatos de cine" del festival de cine de Huesca.

jueves, 2 de junio de 2011

Pequeños cuentos


Un cuento de princesas
Hoy mamá me ha regañado. Estoy un poco distraída y voy muy lenta haciendo las tareas. Los cacharros sucios se acumulan y hay que dar de comer a las gallinas que cacarean, picoteando la basura del suelo. Hoy estoy distraída porque la abuela anoche me contó un cuento sobre una niña pobre que hacía las faenas de la casa y se acababa casando con un príncipe. Se llamaba cenicienta y he decidido que soy yo, por eso estoy distraída. No hago mas que imaginar cuantos platos habrá para fregar en mi palacio.

 
Los 4 sentidos
No puedo verte pero puedo sentirte. Puedo abrazarte y percibir tu calidez, eso me reconforta y me hace sonreír. Puedo oler tu suave perfume a jabón que me trae recuerdos de infancia, de ropa recién lavada y de jabón casero. Puedo oír las palabras que me susurras en el oído, cálidas y sinceras. Y puedo saborear el dulce momento que estamos viviendo casi como si tomara una cucharada de miel. No puedo verte pero puedo sentirte.

Aprender

Míranos desde la ventana mamá, estamos felices. Hoy reciclamos periódicos en la escuela y nos divertimos. Nos divertimos porque podemos estar aquí en vez de trabajando como tú o las otras madres hacían cuando eran niñas. Porque podemos sonreír felices mientras aprendemos y nos hacemos libres. Porque las cosas están cambiando para nosotras. Espero que te sientas orgullosa de mi mamá, ahí tras los barrotes, porque nos ves jugar como niñas, aunque para ello tú, tengas que trabajar por las dos.

Las bolsas del tesoro
Las bolsas de basura están llenas de tesoros. Por eso, nosotros que lo sabemos bien, llegamos siempre lo antes posible, para quedarnos con el mejor botín. Muchas veces, mientras sacamos los restos de comida, el cartón de huevos caducado o las zapatillas viejas, imagino que alguien, por error, tira su futuro a la basura y que yo me lo encuentro y como no tengo y sé lo que vale, me lo quedo y lo aprovecho. De momento todavía no ha ocurrido, pero cada vez que volvemos a rebuscar nuestros tesoros en las bolsas de basura, renuevo mi esperanza.

Nota de la autora - micros creados para el concurso organizado por el blog Anika entre libros y que lleva por título la hora del recreo, cada relato de no mas de 100 palabras, debía estar basado en cada una de las fotografias.

lunes, 30 de mayo de 2011

La tormenta encerrada

- Aquí está encerrada una tormenta. Guárdalo porque si lo abres, escapará. Años después contemplaba con horror, el frasco roto que le dio su padre de niño. Sintió su corazón encogerse, cogió los apuntes de su último libro mientras se apresuraba a bajar al refugio antihuracanes de aquel hotel del caribe.

Nota de la autora - microrrelato presentado al concurso organizado por el blog " tormenta en un vaso". 50 palabras incluyendo tormenta y libro.

viernes, 13 de mayo de 2011

Etapas

Paso mis días sentada en esta estantería, llenándome de polvo. Desde mi posición y a través de la ventana veo pasar los pájaros y la figura inmóvil de un árbol. Hoy se le ha caído la primera hoja, va a empezar el otoño. Entra en la habitación de vez en cuando, pero solo la maquina infernal que hay en el escritorio reclama su atención, la enciende y la mira durante horas, luego la apaga con un sonoro BIP y se marcha sin verme. No la culpo después de todo ya tiene quince años y yo, solo soy una muñeca.
Nota de la autora - microrrelato para el concurso Encaja 400, sólo podía tener 400 caracteres e incluir las palabras: arbol hoja y bip

sábado, 7 de mayo de 2011

Movimiento migratorio

Levantó la cabeza, el cielo estaba inflamado de rojo al amanecer. La fresca brisa, trajo a su olfato el olor  profundo del salitre. Se estremeció, ya empezaba a hacer frío. Miró a su alrededor y vio a sus compañeras chapoteando en las salinas, teñidas por el sol de suaves anaranjados. No debía esperar más. Se desperezó, extendió las alas majestuosamente y emitiendo un penetrante graznido, emprendió el vuelo aumentando la velocidad y realizando un descenso en picado sobre las vías, para transformarse en un ave que migraba por tercera vez ese día, rumbo al sur. 
Nota - relato finalista del concurso de relatos breves organizado por renfe.l

martes, 26 de abril de 2011

Detectives de 1950

Fuera del coche, la lluvia caía torrencialmente. Tomó un sorbo de café del vaso de plástico y encendió un cigarrillo, subiéndose las solapas de la gabardina pensó que le esperaba otra noche larga. Alzó la mirada hacia las ventanas del tercer piso pero todo estaba oscuro, seguro que aún no había llegado. Se estaba quedando helado, mas le valdría volver más tarde e ir a comer algo. Llevaba tres horas apostado en la calle, y nada. A lo mejor no volvía esa noche. Esbozó una amarga sonrisa, seguro que había salido con el amiguito de turno.
Meneó la cabeza desalentado. A quien se le ocurría enamorarse de una cliente. Recordó el primer día que entró en su mugrienta oficina para contratar sus servicios como detective, le había deslumbrado con su larga melena, su esbelta figura y sus altos tacones. El estaba comiéndose un sándwich cuando su secretaria la hizo entrar,  y en comparación con ella se sintió sucio y vulgar. Después, cuando le explicó el caso mientras exhalaba el humo de sus labios, sujetando el cigarrillo con una mano blanca de largas uñas rojas, ya no tuvo remedio, le atrapó para siempre con su problema y con sus largas pestañas. Ella y su petición, era lo mas excitante que le había surgido investigar en años, así que aceptó. Y ahí estaba, metido en el coche bajo la lluvia desde hace tres horas, con un café frío y un cigarrillo, maldiciendo en silencio su mala suerte. Aquel grito desgarrador le heló la sangre. Su instinto que nunca le fallaba, le dio la certeza de que alguien había sido asesinado en el  tercer piso, de ahí había salido sin duda, el grito de mujer. Salió rápidamente del coche y se lanzó escaleras arriba, mientras el corazón le martilleaba en el pecho. Cuando llegó hasta la puerta la forzó y avanzó con paso decidido, aunque cauteloso, hasta el salón. Cuando llegó allí, delante de sus ojos apareció el escenario de un crimen, muebles volcados, papeles revueltos, la ventana abierta con el visillo ondeando al viento y detrás del sofá, asomando en una especie de macabro saludo, una mano blanca de largas uñas rojas.

miércoles, 20 de abril de 2011

Conectados

El micrófono le daba la vida. Después de que Ana se fuera sólo le quedaba aquello, las dos o tres horas que cada noche pasaba delante de él, pinchaba viejos y melancólicos temas románticos y le hablaba a ella desde su corazón desgarrado, sintiéndose cada vez mas solo.
Solo le quedaba la radio. La escuchaba por la noche a oscuras, tumbada en su cama, dejando que aquellas canciones tristísimas resbalaran por su cuerpo, como una ducha de verano en un día de calor. Desde que Carlos la había dejado, solo aquella voz podía consolarla y a pesar de todo, se sentía cada vez mas sola.
Nota de la autora - microrrelato centrado en el mundo de la radio, concurso onda polígono.

lunes, 18 de abril de 2011

UN HOMBRE MUY COMPLETO

Le cobran en aquella fila de la izquierda, si no le importa. Se encaminó hacia allí con paso seguro, poniéndose detrás de un señor mayor. Miró lo que éste iba a comprar y comprobó con regocijo que su mercancía estaba algo deslucida, mal peinada y entradita en carnes,  observó que en la frente llevaba el letrero de saldo. El hombre también examinó sin disimulo lo que ella había comprado.  Levantó la barbilla orgullosa, se había llevado el mejor y además, había añadido al modelo de serie, algunas prestaciones adicionales: fidelidad, inteligencia y sentido del humor. No había sido barato, no,  pero ella quería algo bueno, que le durase toda la vida. Sin duda, pensó orgullosa, se llevaba el mejor hombre de la tienda.

Nota de la autora - género microrrelato, obligatoriamente tenía que empezar con la frase: " Le cobran en aquella fila de la izquierda, si no le importa".

miércoles, 13 de abril de 2011

Lobos

Corría atravesando el bosque a toda la velocidad que le permitían sus patas, jadeaba y de su hocico escapaban nubes de vapor. La luna, ya casi oculta, dejaba paso a las primeras luces del alba, cuando la espesura se aclaró definitivamente dejando ver, allá en el claro, la casa.
La noche no se le había dado bien y estaba agotado y hambriento, por mas que rastreó y avanzó entre la maleza, sólo pudo dar caza a una liebre escuálida y de su boca entreabierta se escurría un hilillo de babas.
La puerta trasera estaba abierta y se introdujo por ella llenando el suelo de pisadas de patas embarradas. Se detuvo un momento y olfateó el aire para continuar avanzando por la casa, dejándose guiar por ese olor delicioso. Al llegar a la cocina la vio. Estaba de espaldas, inclinada sobre el fogón cocinando algo, confiada, el pelo recogido dejaba su nuca blanca al descubierto. Olisqueó de nuevo y notó como la boca se le hacía agua, se irguió sobre sus patas traseras en toda su altura, justo cuando ella se daba la vuelta con un plato en la mano, ella le miró sin expresión mientras dejaba despacio el plato en la mesa:
-    El desayuno ya está, cuando acabes metes la ropa en la lavadora y friegas el pasillo antes de acostarte que seguro que lo has puesto perdido de barro, lo haría yo – añadió mientras se quitaba el delantal -  pero ya llego tarde al trabajo.
-  Tengo un hambre de lobo – murmuró él mientras se sentaba a la mesa sacándose un pelo de la boca.


Nota de la autora - Este microrrelato ha participado en el concurso de Radio Rubí, 2000 caracteres tema libre.

martes, 12 de abril de 2011

Servicio social

La clave está en el menú y lo sabes. Pero eso a ti no te importa, te trae sin cuidado la cena de esta noche. Sigues inmerso en ese pleito que te tiene loco y dejas en mis manos la cena y nuestra pobre vida social. Da igual que uno de los invitados sea el presidente de la comisión y que pueda ofrecerte un puesto en el bufete de su cuñado. Lo tengo claro, tu careces de ambición, tenía que haberme casado con tu mejor amigo, fíjate, magistrado del tribunal supremo y tu, sin embargo, no pasas de picapleitos por muchas cenas que yo te organice. Lo que inclinó la balanza a tu favor fue la hoguera que me provocabas cuando me besabas y tu sonrisa. De otra forma, ahora, no estaría rellenando una merluza para doce mientras tu, continúas impasible con la nariz en los libros.

Nota de la autora - este mocrorrelato se creó para participar en el concurso relatos de abogados del mes de Marzo. El texto no debería superar las 150 palabras y contener las siguientes: hoguera, menu, pleito, comision, clave.

jueves, 7 de abril de 2011

TREN A LA FELICIDAD

Querido Alberto:
El tren vuela sobre las vías y, aún así, puedo apreciar por la ventanilla el sereno paisaje castellano. Dentro de nada la tierra se volverá rojiza y el cielo azul intenso. Dentro de nada, en apenas treinta minutos estaremos juntos, y esta vez, para siempre.
Me reclino en el asiento con un suspiro y cierro los ojos, mientras, a través de los auriculares, escucho una música tranquila y relajada que me acompaña en mi nostálgico viaje al pasado.
Recuerdo cuando nos conocimos. Nos separaban más de trescientos kilómetros y por aquel entonces tres horas y media de viaje en tren, y aun así, luchamos durante años para que no nos pudiera el cansancio de tanto viaje, el hacer y deshacer maletas, y sobre todo, la separación en los momentos duros durante estos diez años.
Este viaje que hoy he emprendido es, esta vez, sólo de ida. Tu me estarás esperando, como siempre, en la estación del norte, para que empecemos de una vez nuestra vida.
Mi madre ha llorado, querido Alberto, al despedirse. Ella, ya sabes, es mayor y está sola, pero ya le he explicado que ahora con el Ave puedo ir a verla con frecuencia y que siempre que me necesite, estaré ahí. Ahora, afortunadamente, ya no es como antes. Incluso unas personas que vienen en el tren, comentan que allí mismo, en la estación que tanto hemos visitado, están haciendo un parque enorme con un montón de dotaciones, ahí en pleno centro,  quien lo iba a decir cuando empezamos tu y yo...
Bueno, ya te dejo, estamos a punto de llegar, cuando leas esto tu yo ya llevaremos unas horas o unos días juntos, y puede que te preguntes para qué escribo algo que podía decirte al llegar, pero Alberto, este momento cambia para siempre mi vida, nuestras vidas, y quería que supieras como me siento, aquí, ahora, en este instante.

Nota de la autora - este relato se escribió para participar en el concurso " Valencia Parque central", la temática eran los viajes en tren y había que hacer mención al proyecto que da titulo al concurso.

lunes, 28 de marzo de 2011

EL ARBOL OLVIDADO

El vertedero, era un sitio estupendo a veces, y entre las cosas que tiraban encontraba muchos tesoros.
Algo entre la basura llamó su atención. Era un objeto cilíndrico de un material extraño. Lo tomó con precaución entre sus manos, ¿que seria aquello?. Decidió volver a casa y enseñárselo al abuelo, él, que sabía tantas cosas, seguro que podría decirle que era. El anciano lo hizo girar entre sus dedos:
-         ¿qué es abuelo? – pregunto ansioso el niño.
-         Es corcho – contestó el abuelo - un material que se utilizaba antiguamente para hacer tapones como éste.
-  Los tapones son de plástico, seguro que ese viene del espacio sideral – dijo   esperanzado.
-         Antes del plástico, los tapones se hacían de corcho y éste se obtenía de unos árboles que se llamaban alcornoques, unos árboles poderosísimos, sus troncos eran muy gruesos, en ocasiones hasta 12 metros de diámetro, muchos seres hacían casas en sus huecos.
-         ¡ ese es el árbol donde viven los gnomos!- exclamó el niño entusiasmado.
-         Puede ser – dijo el abuelo pensativo, y continuó – la corteza, de donde se saca el corcho, era muy gruesa, aumentando cada año, y servía de protección para el árbol y los que en el vivían, ya que en caso de incendio, el fuego no llegaba a traspasar esta coraza, y evitaba que el interior se quemara.
-         ¡ que chulo! ¿por qué no vamos al bosque a buscar alguno?
-          hace muchos años que ya no quedan alcornoques – comentó- desde que se decidió que los tapones de plástico eran mejores, el hombre dejó de repoblarlos y los alcornoques se fueron extinguiendo poco a poco, pasa a veces, con muchas plantas y animales.
-         Pero ¿ y los gnomos? ¿dónde viven ahora?
-         Seguramente se marcharon, buscaron algún otro lugar donde nosotros no pudiéramos llegar,  para  poder construir sus casas, por eso nunca has visto ninguno.
-         Entonces lo que hay que hacer es sembrar muchos alcornoques – dijo el niño con una luz en su mirada – así los gnomos podrán volver y tu me enseñarás el árbol donde viven.
El abuelo sonrió – menos mal, pensó- aún no estaba todo perdido.

martes, 1 de marzo de 2011

RETROCESO

Hace tiempo encontré… mi adolescencia. Pensaba que ya estaba lejos, pero la guardaba mi nuevo profesor de inglés y me la devolvió cuando me miró el primer día de clase y me puse roja.

nota de la autora - con este microcuento participo en el concurso de microrrelatos sm -barco de vapor, la primera frase es fija para todos los relatos, que no debían exceder de 160 caracteres.

tacones altos

domingo, 20 de febrero de 2011

SI LA SUERTE NOS SONRIE...

Sigues viniendo a mi puesto, como cada viernes, casi a la misma hora:
Buenas tardes, dos por favor- dices casi sin mirarme mientras cuentas el dinero de la cartera. Casi siempre me lo das justo, después de tanto tiempo de comprarme lotería ya saber perfectamente el precio y casualmente sueles llevarlo en la cartera, a punto.
No sabes la rabia que me da ese gesto preciso que tienes de llevar los cuarenta euros preparados, listos para cambiarlos por tus dos por favor, de lotería. Esa manía tuya de facilitarme las cosas para que no tenga que preocuparme del cambio, digo yo que será por eso, me priva de unos instantes mas contigo, de algún intercambio de frases sobre el tiempo u otro tema de conversación que pudiéramos tener mientras te doy las vueltas.
Una vez mientras sacabas los billetes lo intenté, te hice un comentario absurdo sobre los números que te iba a dar y el tiempo que llevabas jugando, y recuerdo que tu me miraste, como si me vieras por primera vez. Me pareció que te sorprendía que supiese hablar, que era una persona  y eso te dejo por unos instantes con una expresión de perplejidad en los ojos, y que ojos los tuyos, ¡madre mía! Pero fue un instante, en ese momento te sonó el móvil y la burbuja estalló, me tendiste los billetes mientras contestabas alejándote y eso fue todo.
Durante todas las horas que paso con mi chiringuito a cuestas enfrente de tu oficina, he observado tus rutinas, al principio casi sin querer, después ya con ansia, casi con devoción: llegada sobre las 9 y entrada, salida sobre las dos aproximadamente para comer en el restaurante de enfrente a veces con algún compañero o compañera, vuelta a entrar y a la salida los viernes, antes de volver a entrar en el bar solo o acompañado de algún colega para la última copa, mi momento. El instante del buenas tardes, dos por favor que me dan la vida, siempre impecablemente vestido y, detalle importante, sin anillos.
Pero hoy es lunes y es diferente, la rutina no se si ha sido la misma en tu caso, no para mi. Se que el viernes anterior uno de mis números te ha tocado, y se que me has comprado una caja de bombones para darme las gracias, lo se porque te estoy viendo desde la cafetería, pasmado en la acera pensando donde estaré, con la caja en la mano. Lo se porque a mi, también me ha tocado. Desde hace meses he tomado por costumbre jugar los viernes contigo tus mismos números, para tener algo en común, para compartir tu suerte, y nos ha sonreído.
Me he pasado el fin de semana pensando que hacer y lo he decidido, voy a tentar mi suerte en lunes, y la voy a unir, una vez más, con la tuya. Me he comprado ropa y he ido a la peluquería, te he visto entrar a las 9 en la oficina y después salir para comer, yo también lo he hecho, justo 4 mesas detrás de la tuya, pero no me has visto, aún no. Después, cuando he visto que volvías a entrar, al parecer piensas seguir en tu trabajo, seguro que es un buen puesto, he dado un paseo y me he tomado un gintonic para infundirme valor, casi a la hora de que salgas, he vuelto a la cafetería, esperando tu salida, pensaba abordarte en la calle pero he visto la caja de bombones y te he visto plantado en la acera, sin saber que hacer. Ahora saldré de la cafetería y te invitaré a una copa para celebrarlo, aceptaré los bombones y, quien sabe, a lo mejor estoy en racha y esta vez, no te suena el móvil .


Nota de la autora - con esta carta me presenté al X concurso de cartas de amor Antonio Villalba.

 

VENTA RAMPIAS

Contempló la Venta Rampias, abajo, en el valle. Rodeada de árboles parecía una casa de cuento. Quería llegar pronto, así que empezó a caminar ladera abajo sumida en sus pensamientos. Su vida era un desastre, pensó, un cúmulo de desgracias y ahora, para rematar, su trabajo pendía de un hilo. Su mente se había secado, no había escrito una palabra en meses, por eso había venido. Miró hacia la venta. Justo lo que necesitaba, allí encontraría la inspiración. Iba a escribir la novela y a encontrar las respuestas que buscaba. Apretó el paso y sonrió pensando, ni un paso atrás.

Nota de la autora - Este microrrelato se creó expresamente para participar en el concurso organizado por la casa rural Venta Rampias, el tema del relato era, necesariamente, la foto de la Venta.

ZAPATOS DE LA SUERTE

Me compré esos zapatos con mi primer sueldo. A cambio, estuve el resto del mes comiendo a base de patatas fritas de bolsa y manzanas. Yo necesitaba esos zapatos, iba a encontrarme contigo y tenía que caminar con paso firme. Al salir se puso a llover a cantaros y la lluvia arruinó mis zapatos, igual que tu hiciste con mi vida.

Nota de la autora - Este microrrelato se creó especificamente para el concurso de microrrelatos del blog Cocoroko Rock.