ERES EL LECTOR NÚMERO...

lunes, 28 de marzo de 2011

EL ARBOL OLVIDADO

El vertedero, era un sitio estupendo a veces, y entre las cosas que tiraban encontraba muchos tesoros.
Algo entre la basura llamó su atención. Era un objeto cilíndrico de un material extraño. Lo tomó con precaución entre sus manos, ¿que seria aquello?. Decidió volver a casa y enseñárselo al abuelo, él, que sabía tantas cosas, seguro que podría decirle que era. El anciano lo hizo girar entre sus dedos:
-         ¿qué es abuelo? – pregunto ansioso el niño.
-         Es corcho – contestó el abuelo - un material que se utilizaba antiguamente para hacer tapones como éste.
-  Los tapones son de plástico, seguro que ese viene del espacio sideral – dijo   esperanzado.
-         Antes del plástico, los tapones se hacían de corcho y éste se obtenía de unos árboles que se llamaban alcornoques, unos árboles poderosísimos, sus troncos eran muy gruesos, en ocasiones hasta 12 metros de diámetro, muchos seres hacían casas en sus huecos.
-         ¡ ese es el árbol donde viven los gnomos!- exclamó el niño entusiasmado.
-         Puede ser – dijo el abuelo pensativo, y continuó – la corteza, de donde se saca el corcho, era muy gruesa, aumentando cada año, y servía de protección para el árbol y los que en el vivían, ya que en caso de incendio, el fuego no llegaba a traspasar esta coraza, y evitaba que el interior se quemara.
-         ¡ que chulo! ¿por qué no vamos al bosque a buscar alguno?
-          hace muchos años que ya no quedan alcornoques – comentó- desde que se decidió que los tapones de plástico eran mejores, el hombre dejó de repoblarlos y los alcornoques se fueron extinguiendo poco a poco, pasa a veces, con muchas plantas y animales.
-         Pero ¿ y los gnomos? ¿dónde viven ahora?
-         Seguramente se marcharon, buscaron algún otro lugar donde nosotros no pudiéramos llegar,  para  poder construir sus casas, por eso nunca has visto ninguno.
-         Entonces lo que hay que hacer es sembrar muchos alcornoques – dijo el niño con una luz en su mirada – así los gnomos podrán volver y tu me enseñarás el árbol donde viven.
El abuelo sonrió – menos mal, pensó- aún no estaba todo perdido.

martes, 1 de marzo de 2011

RETROCESO

Hace tiempo encontré… mi adolescencia. Pensaba que ya estaba lejos, pero la guardaba mi nuevo profesor de inglés y me la devolvió cuando me miró el primer día de clase y me puse roja.

nota de la autora - con este microcuento participo en el concurso de microrrelatos sm -barco de vapor, la primera frase es fija para todos los relatos, que no debían exceder de 160 caracteres.

tacones altos