ERES EL LECTOR NÚMERO...

miércoles, 13 de abril de 2011

Lobos

Corría atravesando el bosque a toda la velocidad que le permitían sus patas, jadeaba y de su hocico escapaban nubes de vapor. La luna, ya casi oculta, dejaba paso a las primeras luces del alba, cuando la espesura se aclaró definitivamente dejando ver, allá en el claro, la casa.
La noche no se le había dado bien y estaba agotado y hambriento, por mas que rastreó y avanzó entre la maleza, sólo pudo dar caza a una liebre escuálida y de su boca entreabierta se escurría un hilillo de babas.
La puerta trasera estaba abierta y se introdujo por ella llenando el suelo de pisadas de patas embarradas. Se detuvo un momento y olfateó el aire para continuar avanzando por la casa, dejándose guiar por ese olor delicioso. Al llegar a la cocina la vio. Estaba de espaldas, inclinada sobre el fogón cocinando algo, confiada, el pelo recogido dejaba su nuca blanca al descubierto. Olisqueó de nuevo y notó como la boca se le hacía agua, se irguió sobre sus patas traseras en toda su altura, justo cuando ella se daba la vuelta con un plato en la mano, ella le miró sin expresión mientras dejaba despacio el plato en la mesa:
-    El desayuno ya está, cuando acabes metes la ropa en la lavadora y friegas el pasillo antes de acostarte que seguro que lo has puesto perdido de barro, lo haría yo – añadió mientras se quitaba el delantal -  pero ya llego tarde al trabajo.
-  Tengo un hambre de lobo – murmuró él mientras se sentaba a la mesa sacándose un pelo de la boca.


Nota de la autora - Este microrrelato ha participado en el concurso de Radio Rubí, 2000 caracteres tema libre.

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