ERES EL LECTOR NÚMERO...

sábado, 25 de junio de 2011

Vamos a contar mentiras

Vivo sola. Cada vez son menos los que se atreven a visitarme. Mi madre, el repartidor del supermercado y alguna persona caritativa que viene a darme conversación de vez en cuando. Al principio todo va bien, pero enseguida empiezan a removerse incómodas en su asiento, buscando la manera de despedirse. En cuanto lo consiguen salen por piernas y no vuelven. Salgo muy poco durante el día, me incomoda ver como la gente se aparta con disimulo, evitando saludarme. Espero a que oscurezca y entonces salgo a pasear. Mi única esperanza es que encuentren la cura para mi enfermedad pero es poco probable. Es una de las denominadas enfermedades raras sin diagnosticar, y consiste en que jamás puedo decir mentiras.
Nota de la autora - con este relato he participado en el concurso de microrrelatos organizado por el blog "no me vengas con historias" en torno a la mentira.

jueves, 16 de junio de 2011

Viviendo personajes

Pagó su entrada y se dirigió a la sala en penumbra, fila 12 butaca 6, la de todos los lunes. Miró su reloj ansiosa, faltaban cinco minutos y la sala estaba prácticamente vacía, mejor, así podría concentrarse en los personajes y en los diálogos sin el molesto ruido de las palomitas y los cuchicheos y risas habituales.
Se apagaron las luces y empezó la proyección. Observaba la pantalla sin pestañear, respirando de forma tenue y con el cuello un poco adelantado, como si quisiera meterse dentro del rectángulo blanco. Mientras la acción se desarrollaba y se sucedían los diálogos entre los personajes, ensayaba una mueca de la protagonista, un gesto, como si quisiera memorizarlos para siempre. La de esta tarde le gustaba, era una película amable con buenos personajes, la protagonista era guapa y sensual y tenía unas frases muy inteligentes. Se congratuló interiormente, la semana pasada había visto una policíaca y la actriz principal  era una rubia tonta sin apenas interés para el guión, se había aburrido.
Cuando termino la película salió a la  fría noche y se dirigió a casa, antes se había procurado un folleto publicitario donde se veía el cartel del film. Subió y sujetando el papel en el espejo de su cuarto empezó a maquillarse.
Dos horas mas tarde franqueaba la puerta de un elegante bar, se acercaba a la barra y pedía un gin tonic mientras se encaramaba a un taburete, dejó vagar la vista por el local casi desierto, esperando. Casi se había terminado la copa cuando se abrieron las puertas y entró un nutrido grupo de gente, la cosa empezaba a animarse.
Respiró hondo y pidió otra copa, ahora empezaba su interpretación, el personaje de hoy definitivamente le había gustado, esperaba que a su publico de esta noche le pasara lo mismo.

Nota de la autora - con este relato he participado en el concurso "relatos de cine" del festival de cine de Huesca.

jueves, 2 de junio de 2011

Pequeños cuentos


Un cuento de princesas
Hoy mamá me ha regañado. Estoy un poco distraída y voy muy lenta haciendo las tareas. Los cacharros sucios se acumulan y hay que dar de comer a las gallinas que cacarean, picoteando la basura del suelo. Hoy estoy distraída porque la abuela anoche me contó un cuento sobre una niña pobre que hacía las faenas de la casa y se acababa casando con un príncipe. Se llamaba cenicienta y he decidido que soy yo, por eso estoy distraída. No hago mas que imaginar cuantos platos habrá para fregar en mi palacio.

 
Los 4 sentidos
No puedo verte pero puedo sentirte. Puedo abrazarte y percibir tu calidez, eso me reconforta y me hace sonreír. Puedo oler tu suave perfume a jabón que me trae recuerdos de infancia, de ropa recién lavada y de jabón casero. Puedo oír las palabras que me susurras en el oído, cálidas y sinceras. Y puedo saborear el dulce momento que estamos viviendo casi como si tomara una cucharada de miel. No puedo verte pero puedo sentirte.

Aprender

Míranos desde la ventana mamá, estamos felices. Hoy reciclamos periódicos en la escuela y nos divertimos. Nos divertimos porque podemos estar aquí en vez de trabajando como tú o las otras madres hacían cuando eran niñas. Porque podemos sonreír felices mientras aprendemos y nos hacemos libres. Porque las cosas están cambiando para nosotras. Espero que te sientas orgullosa de mi mamá, ahí tras los barrotes, porque nos ves jugar como niñas, aunque para ello tú, tengas que trabajar por las dos.

Las bolsas del tesoro
Las bolsas de basura están llenas de tesoros. Por eso, nosotros que lo sabemos bien, llegamos siempre lo antes posible, para quedarnos con el mejor botín. Muchas veces, mientras sacamos los restos de comida, el cartón de huevos caducado o las zapatillas viejas, imagino que alguien, por error, tira su futuro a la basura y que yo me lo encuentro y como no tengo y sé lo que vale, me lo quedo y lo aprovecho. De momento todavía no ha ocurrido, pero cada vez que volvemos a rebuscar nuestros tesoros en las bolsas de basura, renuevo mi esperanza.

Nota de la autora - micros creados para el concurso organizado por el blog Anika entre libros y que lleva por título la hora del recreo, cada relato de no mas de 100 palabras, debía estar basado en cada una de las fotografias.