ERES EL LECTOR NÚMERO...

domingo, 20 de febrero de 2011

SI LA SUERTE NOS SONRIE...

Sigues viniendo a mi puesto, como cada viernes, casi a la misma hora:
Buenas tardes, dos por favor- dices casi sin mirarme mientras cuentas el dinero de la cartera. Casi siempre me lo das justo, después de tanto tiempo de comprarme lotería ya saber perfectamente el precio y casualmente sueles llevarlo en la cartera, a punto.
No sabes la rabia que me da ese gesto preciso que tienes de llevar los cuarenta euros preparados, listos para cambiarlos por tus dos por favor, de lotería. Esa manía tuya de facilitarme las cosas para que no tenga que preocuparme del cambio, digo yo que será por eso, me priva de unos instantes mas contigo, de algún intercambio de frases sobre el tiempo u otro tema de conversación que pudiéramos tener mientras te doy las vueltas.
Una vez mientras sacabas los billetes lo intenté, te hice un comentario absurdo sobre los números que te iba a dar y el tiempo que llevabas jugando, y recuerdo que tu me miraste, como si me vieras por primera vez. Me pareció que te sorprendía que supiese hablar, que era una persona  y eso te dejo por unos instantes con una expresión de perplejidad en los ojos, y que ojos los tuyos, ¡madre mía! Pero fue un instante, en ese momento te sonó el móvil y la burbuja estalló, me tendiste los billetes mientras contestabas alejándote y eso fue todo.
Durante todas las horas que paso con mi chiringuito a cuestas enfrente de tu oficina, he observado tus rutinas, al principio casi sin querer, después ya con ansia, casi con devoción: llegada sobre las 9 y entrada, salida sobre las dos aproximadamente para comer en el restaurante de enfrente a veces con algún compañero o compañera, vuelta a entrar y a la salida los viernes, antes de volver a entrar en el bar solo o acompañado de algún colega para la última copa, mi momento. El instante del buenas tardes, dos por favor que me dan la vida, siempre impecablemente vestido y, detalle importante, sin anillos.
Pero hoy es lunes y es diferente, la rutina no se si ha sido la misma en tu caso, no para mi. Se que el viernes anterior uno de mis números te ha tocado, y se que me has comprado una caja de bombones para darme las gracias, lo se porque te estoy viendo desde la cafetería, pasmado en la acera pensando donde estaré, con la caja en la mano. Lo se porque a mi, también me ha tocado. Desde hace meses he tomado por costumbre jugar los viernes contigo tus mismos números, para tener algo en común, para compartir tu suerte, y nos ha sonreído.
Me he pasado el fin de semana pensando que hacer y lo he decidido, voy a tentar mi suerte en lunes, y la voy a unir, una vez más, con la tuya. Me he comprado ropa y he ido a la peluquería, te he visto entrar a las 9 en la oficina y después salir para comer, yo también lo he hecho, justo 4 mesas detrás de la tuya, pero no me has visto, aún no. Después, cuando he visto que volvías a entrar, al parecer piensas seguir en tu trabajo, seguro que es un buen puesto, he dado un paseo y me he tomado un gintonic para infundirme valor, casi a la hora de que salgas, he vuelto a la cafetería, esperando tu salida, pensaba abordarte en la calle pero he visto la caja de bombones y te he visto plantado en la acera, sin saber que hacer. Ahora saldré de la cafetería y te invitaré a una copa para celebrarlo, aceptaré los bombones y, quien sabe, a lo mejor estoy en racha y esta vez, no te suena el móvil .


Nota de la autora - con esta carta me presenté al X concurso de cartas de amor Antonio Villalba.

 

VENTA RAMPIAS

Contempló la Venta Rampias, abajo, en el valle. Rodeada de árboles parecía una casa de cuento. Quería llegar pronto, así que empezó a caminar ladera abajo sumida en sus pensamientos. Su vida era un desastre, pensó, un cúmulo de desgracias y ahora, para rematar, su trabajo pendía de un hilo. Su mente se había secado, no había escrito una palabra en meses, por eso había venido. Miró hacia la venta. Justo lo que necesitaba, allí encontraría la inspiración. Iba a escribir la novela y a encontrar las respuestas que buscaba. Apretó el paso y sonrió pensando, ni un paso atrás.

Nota de la autora - Este microrrelato se creó expresamente para participar en el concurso organizado por la casa rural Venta Rampias, el tema del relato era, necesariamente, la foto de la Venta.

ZAPATOS DE LA SUERTE

Me compré esos zapatos con mi primer sueldo. A cambio, estuve el resto del mes comiendo a base de patatas fritas de bolsa y manzanas. Yo necesitaba esos zapatos, iba a encontrarme contigo y tenía que caminar con paso firme. Al salir se puso a llover a cantaros y la lluvia arruinó mis zapatos, igual que tu hiciste con mi vida.

Nota de la autora - Este microrrelato se creó especificamente para el concurso de microrrelatos del blog Cocoroko Rock.